susurros en lo profundo [Rose A. Weasley]

Ya por la tarde, pasada la hora de comer y las clases vespertinas, en la biblioteca del colegio cada sonido resonaba entre los inmensos estantes de libros y rollos que era aquel lugar vacío, hasta el vuelo de una mosca podría sonar con fuerza en aquel lugar, silencioso pero en el fondo lleno de vida, pequeños y grandes libros volaban arriba y abajo, aquí y allá para recolocarse en sus sitios, un montón se seres paseaban por todas partes, posiblemente chicos de 1º y 2º curso, pero no se les presta mayor atención de la que merecen, ninguna, ya que se apartan de tu camino nada mas verte, intuirte o olerte, tal y como deben, además lo hacen en el mayor de los silencios, respetando las normas de la biblioteca, tan solo roto dicho sepulcral silencio por una constante melodía proveniente del fondo de la sala, amortiguada por los estantes y estanterías ni siquiera es audible en la puerta o las primeras mesas, por lo que no molesta a nadie, pues nadie se molesta en ir hasta el fondo cuando puede hacer que los libros vayan a su posición, por lo que es el lugar perfecto para estar a solas, rodeado de gente, pero a solas, y allí rimas y versos cortan el aire en busca de oídos que los oigan o cualquier otro lugar donde las ondas sonoras reboten y reboten, con tanta gracia musical como solo una dulce voz podría hacer, proclamando el honor de la casa slyterin, o mas bien justo lo contrario...

-... Y todo porque yo soy serpiente,
soy el mejor de lo mejor,
soy guapo fuerte y valiente,
cuando peleamos,
siempre vamos uno a veinte,
porque todo el mundo lo sabe,
yo soy un serpiente,
si me quieres probar,
estoy bueno, sabroso y crujiente,
y si me hueles ya sabes,
huelo tan bien como una rata maloliente,
porque vivimos en las mazmorras,
porque somos como un muerto viviente,
crueles, viles y deprimentes,
porque yo soy serpiente...


El sonido llenaba el aire alrededor del chico de 17 años mientras una vuelopluma danzaba a su alrededor anotando cada verso dedicado a los compañeros de la casa de abajo.

De mientras iva discurriendo mi preciosisima canción apareció una chica de mi curso cual huracan que arrasa sobre los pequeñajos de primer curso, toda vestida de negro con tonalidades rojas, hasta con el pelo rojo, a juego con su capa, si señor, eso es sentir los colores por los que luchas, a pesar de que era dificil reconocerlos tras una montaña de viejos y pesados libros de... Runas Antiguas, la chica se sentó a mi lado y comenzó a parlotear como si fuesemos amigos de toda la vida, claro que si, ni siquiera se sabe mi nombre, tipico, pero yo tampoco me sé el suyo, por lo que ese dato para mi carece de mucha importancia, pero bueno, la casa es facil de adivinar por los colores, pero el apellido, dado que solo estamos tres o cuatro asiaticos en todo el colejio, tampoco debería ser tan dificil, pero aun así la chica me hizo sonreír, desde el momento en que mencionó a nuestros vecinos de abajo hasta el momento en el que pronunció mi apellido, me dediqué a sonreir y seguir con la melodía pero llego el momento en el que no supe con que mas rimar "serpiente" así que me propuse conversar un poco con aquella chica que se había plantado junto a mi, es de mi curso y por tanto toda informacion que saque de esos libros podría serme de ayuda para la aburridisisima clase de Runas Antiguas. -Muy habil en lo de la casa, y si, ese soy yo. Le dije dejando ya de lado el echo de las rimas, porque bien podría haber seguido hablando en rimas con ella, la verdad la prosa poética es divertida, un gran invento muggle junto con el Ipod que tenía en mi habitacion, pero como la mayoría de magos no se preocupaba por los muggles esas cosas no las sabían.
-La verdad, tengo amigitos en todas las casas del castillo, te sorprenderia saber con que puedo rimar leon. Dije con una sonrisa en los labios y casi entre risas, ya que las palabras "cabron" o "ladron" acudieron a mi mente, pero tampoco había motivos para dejarlo salir ya que en ningun momento los Gryffindor me habían echo nada malo y no se lo merecian. - Bueno, tu debes ser una Weasley, Rose si no me equivoco, ¿Qué te trae a mi humilde rinconcito de la biblioteca? Espero que no necesites una carta de amor para algun chico, o peor, que necesites ayuda con esos monstruos de papel.
El echo de que estuviese aquí me alegraba, iva bien eso de tener compañia y mas si era femenina, ya que uno es soltero, tiene 17 años y gracias a las palabras tiene facil eso de conseguir novias, pero aun así no lo he puesto en practica nunca ya que para mi no merece la pena tener una chica en tu vida estando dentro del colejio, pero siempre se agradece la compañía, sobre todo si tenemos en cuenta su gigantesca sonrisa y sus ojos azules.

Note que mas que copiarla, el componía la canción, por lo que me quede un par de segundos observándolo y una sonrisa torcida apareció en mis labios, era algo muy curioso ver como a alguien se le ocurrían palabras con ritmo y coherencia para formar una canción - Como lo haces? - pregunto señalando la vuelopluma, esperaba que comprendiera que me refería a la melodía que un momento antes estaba haciendo y que al parecer había dejado para mas tarde.

Antes sus palabras le sonreí mientras lo miraba a los ojos - bueno...lo de la casa no fue habilidad lo sabes... - era lógico, todos sabíamos de que casa era cada alumno solo por los colores - pero tu apellido...bueno lo recordé, ademas no hay muchos chicos parecidos a ti... así que no fue tan complicado - digo encogiéndome de hombros y comienzo a leer el primer libro que tenia a mi alcance, intento buscar el tema que deseaba y también lo miraba por el rabillo del ojo.

Bueno, somos dos, pues también cuento con amigos por todo el castillo, no importa la casa o el curso al que van...- lo miro arqueando una ceja ante el comentario de la rima de león - con que puedes rimar león? - pregunto con curiosidad, a mi no se me ocurría muchas cosas en el momento.... león...no mejor lo dejaba para los que sabían hacer ese tipo de cosas.

Me sorprendió al ver que el me reconocía, me sonroje levemente y asenti mientras volvía abajar mi mirada al libro y pasaba algunas paginas hasta que encontraba algo que había buscado,pero al escuchar lo ultimo que decia levante mi mirada y me reí, mientras fruncía el ceño y me reía - No sabia que este rinconcito te perteneciera...por lo cual no vengo por una carta de amor - le digo muy divertida, solo de pensar en pedirle ayuda a alguien para escribirle sobre mis sentimientos a alguien, se me hacia de lo mas extraño del mundo - Y no te preocupes que si necesito ayuda con estos monstruos de papel, pues gritare por tu ayuda - bromeo.

Era bueno tener alguien con quien hablar y llenar el casi absoluto silencio que invadía la biblioteca a excepción del rasgar de las plumas o el sonido de las hojas al pasar, ademas siempre me gustaba tener nuevos amigos, conocer personas y estar atenta a lo que podía aprender de los demás.

Tiburón, salmón, besucón, aunque en tu caso quedaría bien... Dijo mientras agarraba la libreta y miraba lo ultimo escrito acerca de las serpientes. Corazón, si, eso estaría bien, pero por el color de tu pelo y de tu túnica, no por tu dulcura y amabilidad. Le dije entre risas ya que el color estaba claro que era una escusa, pero eso daba lo mismo. Ah, y no es mio el rincón de la biblioteca, pero me pego muchas horas en esta mesa, se esta agusto. A decir verdad si era visitado frecuentemente por chiquillos de 2º curso o 3º curso, y tras mitad de semestre hasta alguno de 1º se atrevió a pedirle una carta el pasado curso, pero estos solían ser tan timidos que casi nunca se lo pedían, y a partir de 4º ya se las arreglan solitos, pero así por lo menos siempre tenía algo que hacer, algo mas ameno que los libros de la pelirroja, que a decir verdad si parecía que se la iban a tragar, por lo que solté mi libreta y me acerqué a ella, no se de donde me vino tanta amabilidad de golpe, pero me puse junto a ella y ojeé la pagina que estaba delante, tratando de averiguar qué buscaba ella para luego ayudarla, no trataba de ligar, solo ser amable, pero hay tan poca diferencia... Para sacarle una sonrisa aun mayor que al primera a la chica, puse mi barita en mi cuello y con un simple echizo de cambio de voz, copié la suya y comencé a gritar en vajito, casi susurros a centímetros de sus oídos para que ni los libro lo oyesen: -¡Socorro! Dinin ayudame, los libros me rodean y me obligan a leer cosas que no necesito, ¡Salvame! No quiero leer esas cosas. Al acabar miré a la chica y me alejé un poco de ella, la miré de nuevo y con cara por una vez algo seria le dije: -Perdona, supongo que te molesto ya que tratabas de estudiar...